Entre el quererte y el conocerte
Nació un deseo que late como la vida del estar,
Como el mover del amor,
Como el vaivén del mar.
Navego danzando entre el oleaje de sueños
Que forman un solo colectivo,
Que a medida que te exploro,
Van cobrando sentido.
Donde cada ola es placentera,
Aunque algunas más intensas,
Otras más rudas,
Unas que resplandecen con un brillo distinto: éstas prohibidas.
Resisto estirar para alcanzar,
Aunque de tiempo en tiempo
Resista ante la resistencia y me estiro a ver
Sólo a ver…
Pues agarrado firme del timón,
Extiendo el torso por el estribor,
Sólo a ver,
A ver de más cerca,
De estas ciertas ondulaciones el resplandor
Que tientan de sólo estar,
De sólo vivir,
Danzan frente a mí y sonrío ante su salpicar.
Si sólo pudiera mojar mi mano
Y sentir la lluvia que emana de tal vivir,
Que impregne vida en mí…
Que impregne vida en mí…
Pero esta ola me frunce el ceño
Y con un salpicar de salitre me reprende.
Otro día será, en el que pueda sumergirme.
Así que, con determinación en el semblante,
Regreso mi cuerpo buscando la proa
Y decido continuar.
Decido navegar.
Decido continuar.