Cuando te volví a ver
-no sabes lo que padecía-
te ansiaba,
te recordaba,
te lloré...
Mis esfuerzos por seguir
juntos
fueron en vano.
Sin embargo,
no estoy arrepentido de mi decisión.
Viajé hasta allí
tan solo para verte,
para decirte que tenía los labios secos
por no poder besarte,
y te besé...
Solo contigo puedo hablar de amor
para entenderte y comprenderme.
¿Por qué te marchaste?
Converso conmigo mismo
para tratar de comprender la razón.
No quise impedírtelo,
-porque te amaba-
te dejé marchar...
Como ahora sigo amándote,
escribiendo desde mi cuarto,
tratando de atajar la soledad
que me has dejado.
Te marchaste,
y supe que aquella vez
sería la última que nos veríamos.
Ambos nos dimos las espaldas,
cada uno siguió su camino
aparte...
Yo seguí el tuyo,
con la mirada,
con mis pasos,
con mis pensamientos y latidos,
siguiéndote,
sin que te dieses cuenta,
sin poder tocarte...
Hasta que me cansé de esperar,
-de que dieses la marcha atrás
para volver al punto de origen-
de seguirte,
y me marché
como un furtivo,
de mirada y lágrima
furtivas...
Seguí tus caderas,
tus cabellos,
tu espalda,
mientras gritaba tu nombre
dentro de mi ahogado pecho.
Ésa fue la última vez que te vi,
y no pude despedirme de tu rostro,
ni de tus ojos,
tampoco de la estela silenciosa
de tu pensamiento,
que se esfumaba entre la sombra
que me trazaban tus pasos del camino. \
by. FELIX VARGAS