Callada y tranquila me siento en mi silla,
al frente estل el escritorio, al lado estل la pared;
la punta de mis pies estل rozando el piso
pues no he crecido desde los dieciséis.
Encima del escritorio veo una libreta
y plasmado en ella un nombre, me imagino es el mيo;
la abro, la miro, no la recuerdo
olvidé lo que escribي, olvidé lo vivido.
Reviso las pلginas, busco alguna pista
paso hasta la 11, mi nْmero favorito
y leo: “este es el dيa mلs infeliz de mi vida
me dejَ el hombre que mلs he querido”.
Brinco a la pلgina 13, nْmero de mala suerte
para saber si sigue vivo el dolor de aquel dيa
y leo: “ otro dيa triste de mi vida sin...”, tres puntos suspensivos
no hay mلs escrito, ya no estل el nombre del amor de mi vida.
Paso a la pلgina 15, la 16 y 17
18, 19, 20 y 21;
estلn vacيas, no existe el nombre triste
aquel nombre que entristeciَ las pلginas de mi corazَn vacيo.