Rodeada de una incertidumbre sembrada por el sol
y mimada por la tarde,
en donde sَlo la noche revela el sentimiento ardiente y frيo
de un minuto de felicidad.
Felicidad entrelazada entre problema y verdad
observando una dulce soluciَn
que me tienta a no mirar atrلs.
Paralizada entre la niebla blanca y gris,
gris por el inmenso rencor
y blanca por las noches de pasiَn.
El aire sustenta mis palabras llenas de verdad
que no expresan lo que sienten a cabalidad
por temor a ver el efecto sin una causa justa,
justa para mي,
pero no para los demلs.
Dolor arraigado a la lluvia de mis ojos
junto con el rojo de un atardecer en verano.
Mi cuerpo conflije entre el dolor incesante de un interno exterior,
buscando una posible explicaciَn a los golpes que mis dedos confrontan
al beber la ira por causas ajenas a mi voluntad.
Encadenada a una verdad que poco a poco va huyendo
por temor a que sَlo cenizas queden.
Creando una nueva verdad,
por tal razَn sigo existiendo.
Verdad sustentada por mi corazَn
para seguir adelante,
obviando las piedras de este infinito camino.
Corazَn delirante,
roto y pisoteado por la muchedumbre de esta maldita sociedad
y de un pasado ajeno que no se podrل nunca borrar,
que nunca acabarل.
Si es posible debajo del agua poder respirar
es posible ver un camino nuevo en el que andar.
Océano de inmensas posibilidades
y la correcta seguirل ahي esperando
a que llegue su turno para ser probada,
probada primero por mي,
por si las dudas de que ésta se haya arrepentido,
arrepentido de tanto esperar.