Llorando vidrio por sus ojos azules
se encuentra una niٌa en un rincَn solitario;
parece cansada de esperar por alguien
pues va oscureciendo hace ya un buen rato.
La niٌa de los ojos azules
parece ahogar su dolor en su silencio
su ْnico testigo, la luna blanca
su amigo fiel, el sufrimiento.
Dolor amargo plasmَ en sus labios
ese que espera sin ninguna esperanza.
Tatuajes de odio en su piel dejَ;
vacيa se siente la niٌa solitaria.
La niٌa de ojos azules
parece no quiere crecer.
Sigue en el rincَn solitario
esperando a que llegue el que ha amargado
su alma, vida y su ser.